Telemadrid estuvo el 24 en huelga, y eso se notó. Los pájaros cantaban, la gente estaba despreocupada (algo normal, la cadena ha perdido audiencia cada año) y en general la opinión sobre este paro ha sido buena, aunque algunos medios como LsD te la intenten vender como «un parón estalinista». Un 2% de audiencia fue el share de la cadena ese día, y a pesar de que para la dirección fue «un fracaso» los trabajadores consiguieron parar todo un canal. Un fracaso no fue, desde luego.
Curri Valenzuela salió muy favorecida el día de la huelga.
A pesar de que la convocatoria fue un éxito (prueba de ello es que no se emitió en 24 horas) los presentadores salieron con más bilis que nunca. Curri Valenzuela equiparó en su programa a los trabajadores, que simplemente pararon, con los camioneros piqueteros, y dijo que la convocatoria era política minimizando sus reivindicaciones. Por supuesto, pasó por alto la reivindicación esencial: la libertad de trabajo de la que los trabajadores carecen desde hace 5 años, en parte por las injerencias políticas de Esperanza Aguirre. Una liberal excepto para cosas como esta, donde mete mano a más no poder. Y se nota.
Tras reanudar su programación a las 12 del mediodía, cualquier persona habría comprendido en seguida por qué pararon los 3 principales sindicatos en el día de ayer. Tras una emisión de prueba para recuperar el ritmo con un documental de relleno, apareció el debate ‘Alto y Claro’ en el que su presentadora victimizó a la cadena y a sus jefes, poniendo a los trabajadores directamente de chantajistas al igual que los contertulios. Esta vez no tenía a Calleja al lado para sacarle los colores. No lo habían «vuelto a llamar». En su lugar estaba una Consejera de la Comunidad de Madrid, que estaba recibiendo un maravilloso masaje.
Esta tendencia continuó en los Telenoticias de la cadena, donde el presentador se afanó en abanderar la recuperación de la señal como la «recuperación del derecho a la información» (ay que me rio) y al desprecio a los sindicatos y trabajadores, menospreciando las razones de la huelga (sin mencionar una vez más la de la falta de libertad para trabajar, característica esencial) y remitiéndose a un comunicado oficial. Bustos parlantes.
Es totalmente cínico vender una reivindicación laboral como «perjuicio a los usuarios», cuando no es más que el parón de una cadena de tele, dentro de una amplia oferta informativa sobre Madrid. Por mucho que se empeñen Telemadrid no es un servicio esencial dentro de unas reivindicaciones. De hecho, si hubo un parón de 23 horas fue porque otros tribunales como el TSJM le dieron la razón a los demandantes Los debates de Buruaga o Curri no son servicios esenciales.
Además está el tema de que pudiera resultar algo perjudicial para el espectador, cuando no lo es. Un perjuicio es que seas diabético y no tengas insulina porque los farmacéuticos se hayan puesto en huelga. ¿Pero que perjuicio hay con este pequeño apagón? ¿Perder información regional? No creo, porque son reportajes institucionales dignos del Pravda, y existen cientos de medios locales de todas las tendencias, desde Localia hasta Onda6. ¿Profesionales expertos? No creo, Alipio Gutierrez e Inmaculada Galván han sido los últimos en salir pitando de ahí. Ya nadie quiere trabajar en Telemadrid, salvo periodistas bastante partidistas como Hermann Tertsch (deberían ver el nuevo «Diario de la Noche», hace de Dragó un gran profesional).
La conclusión a todo esto es muy sencilla: si alguien dudaba de que los trabajadores de Telemadrid tenían razón en sus reivindicaciones por volver a recuperar unas cuotas de libertad y dignidad en su profesión, debería despejárselas viendo el Telenoticias del día 25 de Junio. Dicho informativo es uno de los claros ejemplos de lo que un buen periodista NO debería hacer.
Recomendado: Televisión en Negro, de Javier Pérez de Albéniz